miércoles, 16 de junio de 2010

La verdadera religión. El intento de Hume de naturalizar la fe


PÉREZ ANDREO, Bernardo, La verdadera religión. El intento de Hume de Naturalizar la Fe, Publicaciones del Instituto Teológico de Murcia OFM, Serie Mayor 51, Editorial Espigas, Murcia 2009, 24 x 17,198 pp.


(D. NATAL en ESTUDIO AGUSTINIANO 45/ fasc. 1 (2010)). Ha sido costumbre acercarse a Hume, con una inútil precaución, por el temor a su teoría de la causalidad, en la que se hundirían las pruebas de la existencia de Dios, y a la razón ilustrada que llevaría lógica y directamente al ateísmo. Pero Hume no concede tanto poder a nuestras ilustres entendederas por temor a sus excesos y locuras. De hecho, Hume pone en duda las pruebas tradicionales pero su naturalización de la fe religiosa, convirtiéndola en creencia, le acerca a s. Agustín y a Ortega, con sus ideas y creencias, en las que también hemos de creer para saber quienes son nuestros padres, al menos hasta el ADN. Así, la creencia humana es la base imprescindible de toda fe. Sin esa creencia, como disposición natural sería imposible aceptar la realidad humana o divina. Este concepto laico de fe y creencia es lo más cercano, en la ciencia y la filosofía, al concepto cristiano de fe. Para Hume, las religiones positivas son manifestaciones de un proceso de búsqueda de la verdadera religión ninguna logra totalmente. Únicamente una religión elaborada desde la nueva ciencia de la naturaleza humana y supeditada al poder civil podrá acercarse a lo que debería ser: el puerto y refugio de la paz y la concordia social y no el centro de todas las peleas habidas y por haber ... Así, Hume es un buen burgués que critica la filosofía por sus pensamientos inútiles y a la religión por servir a sus se ores y sus tiranías. Hume quiere "humanizar la religión y naturalizar la fe" (p. 21). querría librar a este mundo de su "apatía y sin-sentido" y dar al hombre este sentido que tanto necesita. Pero la religión, como las matemáticas y la ciencia, depende también del hombre, y lo divino tiene que entrar en razón o ser puro desvarío y superstición Así, cuando la religión pierde la razón se convierte en "un mero disfraz para la subversión y la ambición" (p. 95). Ahora bien, Hume también sabe que un pueblo sin religión no se diferenciará mucho de los brutos (p. 99). Pero, para Hume, creer que Dios existe no autoriza a atribuirle toda clase de daños humanos, que tanto le degradan, pues Él es infinitamente superior a nuestra limitada vista y visión (p. 110). Y no podemos hacerlo a nuestra imagen y semejanza pues Dios es lo místico y el misterio como dice Wittgenstgein. Además, sus pruebas no son tan fáciles. De hecho, como dice Hume, es "sólo el Evangelio, el que ha sacado la vida y la inmortalidad del alma a la luz".Pero, los clérigos, según Hume, han hecho de Dios un tirano del poder y la riqueza (p. 121). Así, Hume pide una religión de mínimos: deísmo mínimo, Dios como objeto de adoración y alteridad de Dios frente a la razón (p. 141). Si tomamos la idea de Abba, Dios Padre, la Basileia, el Reino, y la fraternidad de Jesús o mandamiento nuevo, tendríamos la sustancia del cristianismo como comunión con Dios, los otros y el mundo (p. 150). Pero Hume reduce la religión y la democracia al mundo de los propietarios pues no cree en una tierra nueva donde habita la justicia (p. 160-1). Así, la religión en Hume pide ser escéptico filosófico para llegar a ser un auténtico cristiano creyente" y no hacer a Dios a nuestra imagen. Dios es más objeto de "adoración en el templo" que de "disputa en las escuelas" (p. 165). La creencia -credere- vendría de cor-dare, darle el corazón. Y, la religión sería respetar a todos y no ser inhumanos: un proceso de humanización para no saltarse las "reglas de juego" (p. 167-8).
La religión como la filosofía debe someterse a las pautas de la vida humana. Hay que tener sentido de las cosas y no proclamar grandes dogmas para luego ignorarlos que es la más falsa religión (p. 170). Hay que respetar a Dios sin usarle para nuestras cosas Así, contribuirá la religión al buen gobierno de la sociedad (p. 173). Hume dice que venera tanto la religión verdadera como aborrece "las supersticiones vulgares" (p. 175),pues no encaminan la conducta humana al servicio de los demás y su felicidad. Por eso, Hume limitaría el número de sacerdotes, dadas sus ambiciones, y buscaría una religión que fuera inofensiva y no perniciosa para la sociedad ni origen de conflictos civiles (p. 177-8). Ya nunca más debe haber una cuius regio eius religio, pues la religión es del ciudadano libre. Dios es una divinidad benéfica, poderosa, providente, que castiga los malos y hace feliz al justo, da la vida futura y "la santidad del contrato social y de las leyes" (p. 179). Esta es una metafísica de la naturaleza humana y un deísmo de mínimos que surgen de la "sociedad liberal-burguesa" (p. 183). La alteridad de Dios y la religión es un servicio al hombre, hace al homo religiosus - homo saecularis un buen ciudadano ajeno a guerras y discordias y favorece la libertad de pensamiento (p.184-6).-

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